¿Has leído Charlie and the chocolate factory de Roald Dahl? ¿Matilda? Si no, probablemente has visto las películas y sabes más o menos de qué tratan. Los personajes de estas historias son excéntricos y comúnmente exageran sus características para hacer la historia divertida y que quede claro que son villanos o bobos. Pues en las últimas semanas la noticia de que Puffin Books, la editorial del autor en Reino Unido, decidió cambiar o de plano eliminar cientos de palabras de sus libros para hacerlos más inclusivos, desató un debate sobre los límites que las editoriales deben tener al modificar el trabajo de sus autores y si leer palabras como ‘gordo’ o ‘feo’ puede promover la discriminación entre las infancias.
En este artículo te contamos más sobre lo que está pasando con estos cambios.
Las palabras que se modificaron
Cinco años después de la muerte de Roald Dahl, en 1995, su familia vendió los derechos de edición y publicación a Puffin Books, propiedad de Penguin Random House. El 17 de febrero de este año, se reveló que en las nuevas ediciones de los libros de Roald Dahl, la editorial había modificado palabras. The Telegraph fue el primero en reportar los cambios en las palabras.
Ahora, en la página bibliográfica de sus novelas, se lee la descripción «Este libro fue escrito hace varios años, y regularmente revisamos su lenguaje para asegurar que continúe siendo disfrutado por todos incluso hoy».
Algunas de las palabras modificadas son ‘gordo’ y ‘feo’. Con estos cambios, por ejemplo, Augustus Gloop de Charlie and the chocolate factory ahora es un niño ‘enorme’ en vez de ‘gordo’, y la Sra. Twit de The Twits ya no es ‘fea’ y ‘bestial’, sino sólo ‘bestial’.
También se ha sustituido expresiones binarias por género-neutrales. Es decir, a grupos de personajes que el autor describió como ‘hombres’, ahora se describen como ‘personas’, como los Oompa Loompas, que ya no son ‘hombres pequeños’ sino ‘personas pequeñas’. Los términos ‘niños y niñas’ fueron cambiados por ‘niños’ (children) que en inglés es una palabra sin distinción de género. En estas nuevas ediciones se usa la palabra ‘familia’ o ‘padres’ en vez de palabras como ‘papás’ y ‘mamás’.
Según los reportes los cambios son cientos, pero también hay frases nuevas que no fueron escritas por Roald Dahl, como en The Witches, donde se aclara que «hay un sinfín de razones por las que las mujeres podrían usar pelucas y ciertamente no hay nada malo con eso» cuando las brujas se ponen pelucas porque son calvas.
Un vocero de Roald Dahl Story Company, que es la empresa que administra los derechos de ediciones y adaptaciones, dijo que «no es inusual revisar el lenguaje que se usa además de actualizar otros detalles como la portada del libro» y que todos los cambios fueron «cuidadosamente considerados».
Para llevar a cabo los cambios, contrataron a Inclusive Minds, una organización que asesora a editoriales para hacer de sus libros publicaciones inclusivas donde «todos los niños se sientan representados». La empresa ha trabajado con escritores infantiles como Julia Donaldson y Sir Quentin Blake; además de académicos de Oxford como la Dra. Sally Hughes, especialista en publicación editorial.
Los problemas de Roald Dahl
No es la primera vez que el trabajo de Roald Dahl es editado. La primera versión de Charlie and the chocolate factory, por ejemplo, describía a los Oompa Loompas como ‘enanos’ de África. Una edición posterior cambió el origen de los personajes a Oompalandia.
El autor también ha sido acusado de antisemita. En una entrevista con New Statesman de 1983, dijo que «hay un rasgo en el carácter judío que provoca animosidad» y que «un canalla como Hitler no los eligió sin razón». Antes de morir, moderó su discurso hacia una crítica sobre el poder económico de la población judía, pero en diciembre de 2020 se encontró escondida en la página web del autor una disculpa por parte de su familia.
La reacción a los cambios
El anuncio de los cambios desató preocupación a través del mundo editorial y las redes sociales. Suzanne Nossel, directora del grupo estadounidense en favor de la libre expresión, PEN, calificó los cambios como ‘alarmantes’, pues «pueden representar una peligrosa nueva arma» para la censura que ya enfrentan muchos libros en países como Estados Unidos.
La reina consorte de Reino Unido, en la sesión de su club de lectura del 23 de febrero, se pronunció en contra de la censura e hizo un llamado a los escritores para «mantenerse sinceros a su llamado, evitando los obstáculos de aquellos que quieran frenar su libertad de expresión o imponer límites a su imaginación». Rishi Sunak, el primer ministro, dijo que es importante que los trabajos literarios sean preservados y no diseminados.
Por su parte, Santillana de España también se posicionó sobre los cambios. En un comunicado anunció que ya han avisado a los agentes de las obras del autor que no harán ningún cambio a sus ediciones en español. Por más de 40 años, Santillana ha traducido y distribuido los trabajos del autor en español, distribuidos en Latinoamérica bajo el sello Alfaguara Infantil.
En redes sociales hubo un debate sobre los cambios. Las palabras modificadas realmente pueden promover lenguaje discriminatorio o sexista, pero algunas personas creen que es exagerado eliminarlas por completo y lo consideran una falta de respeto al autor.
Hay quien acusa a Netflix de promover los cambios, pues en 2021 la compañía compró Roald Dahl Story Company, anunciando nuevas adaptaciones de la obra del autor, como Matilda: the musical. Esto se desmintió cuando Puffin Books aclaró que los cambios se preparaban desde 2020, un año antes.
También hay quienes opinan que fue una buena decisión, pues la discriminación se debe combatir desde la raíz y eso incluye la revisión de textos clásicos, aunque activistas por la libertad de expresión creen que no se debe combatir la discriminación de esa forma. Algunas alternativas que se han propuesto incluyen una nota que advierta del lenguaje que se usa en las novelas para dejar en manos de los lectores o los padres de los lectores la decisión de leer o no el libro.
Apenas una semana después de publicar las nuevas ediciones, Penguin Random House anunció que también publicarán ediciones clásicas de los libros sin editar. No revirtieron los cambios, pero parecen conscientes del enfado que generó entre los lectores de Roald Dahl.
Y tú, ¿prefieres leer el trabajo original del autor o una versión más amable de sus obras? Cuéntanos en los comentarios.